Y LOS GRINGOS NI SE INMUTAN
Tres días han pasado ya desde la bravuconada refundacional de amenazar a los gringos con echarlos de Palmerola, tiempo suficiente como para que el Tío Sam haya dado ya una respuesta. Pero no, en la USA ni se han inmutado; muestra clara de que los berrinches suscitados en el tercer mundo no les dan frío ni calor.
Y es que, contrario a lo sucedido días antes tras la actualización de la Lista Engel, cuando a través de Brian Nichols estuvieron ellos muy activos, esta vez ni desde las vocerías ni mucho menos desde la boquita de Biden o de sus allegados no han salido ni moscas.
Es más, ni la embajadora Dogu se ha molestado en pronunciarse pese a ser siempre ella muy activa en sus redes sociales, donde su último mensaje data del 20 de diciembre del año pasado, cuando felicitó ella a la catrachada por Navidad.
Un silencio sepulcral derivado de una preocupación que ciertamente es nula en tierras del imperio, lo que da a entender que las amenazas refundacionales les quitan menos sueño que una lata de Monster en la cena.
La no respuesta, o el desinterés, según cómo se interprete, contrasta sin embargo con el clima de ebullición que se respira estos días en las Honduras de allá y de acá, donde el tema lleva en la palestra desde entonces.
Un tema que al parecer ha tenido el efecto inverso a la intención de los refundidores, que andan más preocupados que un perro en barrio chino, pues empieza a calarles la premura con que actuaron, ya que la amenaza aludió directamente a un Trump que ni siquiera ha asumido el mando.