XIOMARA NO CUMPLE

En su reciente visita a San Peter, donde llegó al Catarino y al Villeda Morales a inaugurar una planta de oxígeno y supervisar las obras de remodelación respectivamente, la comandanta Xiomara Castro reconoció finalmente algo que hasta ahora parecía un tabú: que cuando concluya su mandato no habrá cumplido muchas vainas que prometió como desquiciada cuando anduvo en campaña.

“No voy a poder concluir muchos de los compromisos y proyectos que ambicionamos”, dijo la presidenta, con un nivel de serenidad que era más propia de un jugador de póker, pues de su rostro no emanó en ningún momento una sola mueca que indicara que al menos se avergüenza de ello.

Aunque haberlo reconocido a estas alturas, por lo menos, es algo que la dignifica, ya tras dos años y medio mamando la teta del Estado ninguno de sus lacayos del gabinete ha sido capaz de decirlo, pese a que la evidencia ha estado hablando por sí sola.

Y es que sus palabras trajeron de inmediato a la memoria los peajes, que, al no poder quitarlos, como dijo que haría, tuvo que disimular renombrándolos como “peajes soberanos”; o el Centro Cívico Gubernamental al que prometió convertir en un hospital, y que ahora solo sirve para darle glamur a las pachangas de sus militantes.

Esos son solo dos ejemplos, a los que perfectamente se podría agregar, por ejemplo, lo del avión presidencial que nunca vendió, pese a haberlo prometido por activa y por pasada para captar votantes, y mil cosas más que pese al tiempo transcurrido la catrachada no ha pasado por alto y seguramente se encargará de recordarle en las urnas llegado el momento.

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