XIOMARA EMBOBA A SUS BASES CON UN DISCURSO TRILLADO
Tres horas después del inicio de la asoleada, las hordas refundacionales apostadas en el capitalinos bulevar Suyapa pudieron por fin ver y escuchar a una Xiomara Castro que, sin embargo, llegó a repetirles lo de siempre, encaramada en un estrado donde se hizo acompañar de lo más florido del zurdismo catracho y latinoamericano.
Pronunció la presidenta un discurso carente de sustancia que, sin embargo, bastó para complacer a sus activistas, que llegaron en buses fletados a nombre de la refundación y en gran número, de forma dudosamente voluntaria.
Agradeció inicialmente la mandataria el apoyo internacional recibido, sin explicar sobre qué asuntos exactamente, aunque más o menos despejó la incógnita cuando agradeció también el cambalache que algunos le hicieron en 2009, tras el golpe.
Ahí mismo disparó con bala contra todo aquello que ella y los suyos consideran bloqueos e injerencias, por los que culpó, claro que sí, a las fuerzas oscuras del imperialismo.
Aun así, se atrevió también a decir que, en Honduras, desde que ella se aplastó en Presidencial, ha ocurrido algo así como un milagro, pues ha convertido al país en el que más crece económicamente en la región, demostrando con ello que le hace falta salir de su burbuja para darse cuenta de que la realidad es otra y muy distinta.
Dijo, sin embargo, que su gobierno y los que vengan tras ella bajo la misma bandera, son los únicos capaces de hacer que el supuesto milagro perdure, y que para ello es de soberana importancia aprobar la ley tributaria a la que tanta cuerda le han dado.
Y ahí, de volada, metió el compás propagandístico, pidiendo a sus correligionarios que andan con la bulla de ocupar su silla en 2026 que se tomen de la mano y acompañen su visión del mundo, que no es otra que la de alardear de logros que quizás solo estén siendo percibidos por los de su círculo más cercano, atrincherados todos ellos bajo la égida de una verdad absoluta: la suya.