VIOLENCIA POLÍTICA ESPANTA A LAS MUJERES

Cuando uno cree que ya lo ha visto todo, aparece el ministro Ricardo Salgado, esa “vaca intelectual”, y decide meter las cuatro patas. Esta vez, su blanco ha sido nada menos que la diputada Ligia Ramos, quien, a pesar de haber coqueteado con el partido LIBRE en el pasado, ahora se encuentra repudiando la violencia política que ejercen algunos de sus funcionarios, especialmente contra las mujeres.

“Gracias a Dios en el Partido Salvador de Honduras no estamos viviendo esa violencia política”, comentó Ramos, como quien suspira aliviada por haber esquivado la tormenta.

Pero, claro, la realidad es otra para muchas mujeres que, según la diputada, siguen siendo sexualizadas, minimizadas y atacadas simplemente por tener el atrevimiento de participar en la política. Y si eso no fuera suficiente disuasivo, parece que hay un grupo que tiene como misión personal asegurarse de que salgan corriendo.

Pero, ¿quién se lleva el premio mayor en esta historia? Pues Salgado, por supuesto, que tras una reacción “esperada” –según Ramos– no dudó en despotricar cuando la diputada exigió justicia para Juan López, el líder sindical asesinado. Salgado, fiel a su estilo, salió a defender lo indefendible, provocando que Ramos, al borde de la resignación, exclamara: “¡Pero si ya lo esperaba!”

Y es que, según Ramos, lo mínimo que se esperaba de un gobierno liderado por una mujer era funcionaria que, al menos, tuvieran la investidura para manejar un ministerio. Pero parece que, en lugar de ganar simpatía, lo único que están logrando es repudio generalizado. Porque, vamos, con ministros como Salgado, ¿quién necesita enemigos?

En un ambiente donde la participación de la mujer ya es reducida, la violencia política ejercida por estos “líderes” solo empuja a más mujeres a alejarse.

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