VACACIONES REDONDAS
Otra vez a Redondo se le ocurrió que la mejor idea para apaciguar los caldeados ánimos en el Legislativo era yéndose de viaje. Lo hizo una vez a Rusia y lo repetirá muy pronto a Disneylandia, dejándose 18 mil dolaritos en el camino, que, aunque la sospecha apunte para un solo lado, habrá que ver de dónde los sacó.
De pronto y sirve como pista la papeleta de la reservación, que anda brincando de chat en chat y luce estampados el sello y rúbrica de la directora financiera del hemiciclo. Pero quiénes somos para juzgar.
Aunque quizás Redondo jamás imaginó que le sacarían a pasear esas facturas, que dan cuenta de un lujoso resort donde se volará semana y fracción, con la Natividad y el recibimiento del nuevo año incluidos.
Once días en los que sabrá Dios todopoderoso de quién se hará acompañar, que es un asunto menor, pues bien, ganado tendría el hombre su derecho de echar la hueva si a lo largo de su mandato siquiera se hubiese dedicado a hacer aquello por lo que se le paga tan bien.
La ida será el 23, víspera de una fecha señalada en el calendario de todo buen cristiano; mientras la vuelta la pactó para inicios de enero, ya con el recalentado en proceso de finiquito y la catrachada sorteando los últimos coletazos de la resaca.