UNIDAD CACHURECA EN TIEMPOS VIRULENTOS

Las aguas corren agitadas para los cachurecos, que en medio del turbulento ambiente decidieron dar otro paso al frente para alardear de unidad y pedir a su dirigencia y bases estar chivas ante las arremetidas del oficialismo.

 

Hasta Pepito se dejó caer en la sede azul, donde agarraditos de la mano como si se tratase de un asunto evangélico salieron a denunciar los atropellos a los que, dicen, los están sometiendo con descaro refundacional.

 

Lo hicieron, eso sí, acéfalos, pues su “presi” decidió partir con rumbo desconocido para evitar la purga. Sí llegó su mesías, ataviado, cómo no, con sus burros, reclamando la tan necesaria unidad para sortear las inclemencias de los tiempos que corren.

 

Y a partir de ahí a atizar el fuego: repartiendo culpas a diestra y siniestra entre los promotores de la escombrada ideada desde la Fiscalía, que por mucho que la maquille sigue aseando solo un lado de la casa.

Apelaron entonces los cachurecos a la justicia foránea, porque en casa ya no encuentran paz ni consuelo; pidieron a ella vigilancia ‘in situ’, para desmontar el discursito buenista de sus adversos.

 

Aún es pronto para saber si las cuestionables prácticas denunciadas lograrán movilizar a su voto blando, que yace agazapado en su trinchera desde tiempos no muy lejanos; lo que sí parece ser un hecho es que, por su parte, el voto duro está más activo, dispuesto a rifársela para abandonar la desoladora llanura.

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