TREMENDA BAJEZA
La bajeza es ya el sello personal de los afines a la refundación; de ella no rehúye ninguno, mucho menos sus caudillos, que no escatiman a la hora de revelar su verdadera cara, aunque en el camino se lleven con las patas al que haga falta.
La última en sumarse al selecto club de majaderos fue Lizeth Coello, flamante ministra de la flamante Senaf, quien consideró buena idea remedar y menospreciar a una persona con discapacidad que chambea en su secretaría y a quien, como jefa y como ser humano decente, más bien debería proteger.
Dijo la ministra en un audio que circuló a la velocidad de la luz en las redes, que la humilde mujer de quien hizo soberana mofa no es capaz siquiera de darse a entender cuando habla, por lo que en su infinita misericordia decidió cambiarla de puesto.
No contenta con ello, la ministra, en su también infinito cinismo, salió a decir que, en efecto, la voz del audio es la suya, pero a la vez no, porque lo atribuyó ella a una obra maestra de la inteligencia artificial, pues su inteligencia natural no alcanza para tanto.
Pobre intentona para salir airosa de una metida de pata que va muy en consonancia con los principios de su partido, donde los caudillos como ella parecen vivir enzarzados en una lucha sin cuartel para demostrar a sus superiores y al pueblo que los eligió quién es él puede camuflarse mejor con la bajeza.