“TOUR ESTADOUNIDENSE”
Bien cuadrados con los gringos, aparecen los del gobierno del socialismo democrático, empezando por aquel que pasa pelando con la gringa de la embajada de Estados Unidos en Tegucigalpa, con buen porte pelando el diente los funcionarios de Libre, destacan grandes encuentros diplomáticos.
El secretario de la Presidencia de Honduras, Héctor Zelaya Rosales, ha regresado de su gira por Estados Unidos, donde protagonizó una serie de encuentros diplomáticos, en los que al parecer no hubo insultos para los gringos, solo saluditos afectuosos y copitas de finos vinos.
Acompañado por un elenco de alto nivel, incluyendo al Canciller Enrique Reina y al embajador Javier Bu Soto, Zelaya Rosales deslumbró al público con su actuación en la capital estadounidense, Washington D.C. Sobre todo, si se recuerda aquello de los capitalistas opresores que destacan los del socialismo a cada momento.
En su primera escena, Zelaya Rosales se reunió con el subsecretario de Crecimiento Económico, Energía y Medio Ambiente, José Fernández, para discutir sobre temas tan relevantes como el desarrollo económico y el Ferrocarril Interoceánico de Honduras. ¿El resultado? Pues no se sabe si estaban hablando el mismo idioma.
El héroe del ferrocarril también se enfrentó a Phil Gordon, asistente del presidente y Asesor de Seguridad Nacional en la Casa Blanca. Porque la agenda bilateral también incluía ese renglón de predicciones extravagantes sobre el impacto del ferrocarril.
La siguiente parada fue una reunión con el Embajador Brian A. Nichols, donde se prometió “profundizar la cooperación” en temas como inversión, migración y seguridad.
Y como colofón, el protagonista de la gran gira se encontró cara a cara con Daniel Erikson, director del Consejo de Seguridad Nacional en la Casa Blanca, para discutir “desafíos regionales” y, por supuesto, el Ferrocarril Interoceánico.
En resumen, la gira de Zelaya Rosales fue un espectáculo digno de aplausos. Sin duda, un tour que quedará grabado en la memoria colectiva como una inolvidable agenda diplomática, esperando a ver cuántas décadas pasan para el ansiado proyecto del ferrocarril.