TEMBLEQUERA POR POSIBLE AUMENTO A LAS TORTILLAS

Ni cuando le suben el precio a la gasolina tiembla tanto la catrachada como cuando se lo quieren subir a las tortillas, al ser éstas un bocado predilecto que no distingue entre paladares de alta alcurnia o baja clase social, ya que todos se las vuelan por igual.

Y es que posee la tortilla un poder que hasta ahora solo comparte con la Selección Nacional: el de unir a todo un pueblo bajo una misma bandera y un mismo criterio, el de remar todos a favor y con fe para el mismo lado.

Cincuenta son los lempiras que le clavaron de aumento al saco de harina de maíz, y aunque los tortilleros no han querido trasladar el trancazo a la venta por unidad, la probabilidad de que lo hagan se mantiene ahí, acechando con las garras afiladas.

Por ahora, el costo sigue siendo de un tostón la unidad para el intermediario y tres tortillas por dos pesos para el consumidor final, que es el que hará arder el país en caso de variaciones al alza.

Dicen los productores que esperan reunirse con los del gobierno de la refundación para ver de qué modo le encuentran salida al asunto, pues, aunque el ministro Fredis Cerrato salió a calmar las aguas, no es precisamente la suya una voz que provea sosiego en cuanto a la realidad de los precios en el mercado.

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