SUDA FRÍO LA REFUNDACIÓN
¿Quién dijo miedo? Tan hasta el gorro están los pacientes renales con las decisiones del gobierno de la refundición que decidieron agarrar al toro por los cachos y montar guardia en plena CA-5, donde cada cagadal registrado representa un freno en seco para la economía catracha.
Exigen los susodichos a los eruditos del Ejecutivo que les devuelvan a los de Diálisis de Honduras, ya que tras los nefastos meses que han pasado a merced de Nefrocentro, la empresa piruja con la que los reemplazaron, se dieron cuenta de que eran los primeros el mal menor.
Les valió chancleta exponer sus vidas bajo el inclemente sol, que mandó a más de uno a la camilla, pues muy poco tienen ya que perder tras vivir en carne propia la ineficiente gestión de los nuevos dializadores, que como que andan no a su servicio sino al servicio de la refundación que los contrató.
La toma de la carretera se tradujo en una fila de más o menos 5 kilómetros mal contados, que fue su manera de hacerse oír y sentir ante unas autoridades que con total desfachatez andan más pendientes de lo cosmético que de lo esencial.
Tal era el macaneo que la ministra de Salud, la tal Karla Paredes, tuvo que salir de la cueva para prometer el cielo y la tierra a los protestantes, jurándoles que asumirá, de a poquito, los servicios y atenciones que ocupan, y que tras la licitación que dizque tiene ya en mente, entonces sí estará en condiciones de asumir todo lo que haga falta para tenerlos tocaditos.
Pero con semejante puesta en escena, saben ya en Presidencial que tienen en los renales a un duro contendiente, si es que siguen embrecados con las mismas decisiones chabacanas, sustentadas a pura estrategia estomacal, que se ha vuelto una constante en la actual administración.