SIGUE EL DESCALABRO AHORA SARMIENTO EN ALITAS…

El diputado olanchano del partido Libertad y Refundación (Libre), Rafael Sarmiento, como quien entrega las llaves de un castillo en ruinas, anunció este domingo que renuncia a su cargo como jefe de la bancada de Libre.

“Pongo mi cargo a disposición,” declaró Sarmiento, casi como si estuviera cediendo su trono en un reino imaginario. Eso sí, dejó claro que su renuncia estaba sujeta a la aprobación de la bancada, de Manuel Zelaya Rosales, y de la presidenta Iris Xiomara Castro de Zelaya, porque, como todos sabemos, en Libre no se mueve una hoja sin el visto bueno de su nobleza.

El diputado olanchano, en un arranque de dignidad, aseguró que seguirá representando con orgullo al pueblo de Olancho, quizás como el último baluarte de la ética y el honor en un panorama político donde estas cualidades son especies en peligro de extinción.

Por si quedaban dudas, Sarmiento también aprovechó para rechazar rotundamente cualquier vinculación con el narcotráfico. Al parecer, en Libre, las negaciones son tan repetitivas como las promesas de campaña: “Reitero que no coordiné reuniones, reitero que nunca he sido mencionado ni en juicio en Nueva York, reitero que no conozco narcotraficantes y reitero de manera categórica que no he coordinado reuniones”, afirmó el diputado, demostrando una capacidad impresionante para negar en cadena.

El pobre Sarmiento parece ser víctima de la confusión colectiva que reina en Libre, donde las reuniones y las campañas políticas son tantas que hasta los propios miembros se pierden en el laberinto de sus recuerdos.

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