¿SERÁ QUE ESTA VEZ SÍ VA EN SERIO EL FISCAL?…
El fiscal general Johel Zelaya ha salido al escenario prometiendo, con voz solemne y mano en el corazón, que su misión es dar con la verdad. Sí, esa misma verdad que, al parecer, ha estado de vacaciones durante años.
Pero tranquilos, porque ahora, según dice él, “la verdad os hará libres”. Aunque, para ser justos, muchos ya están dudando si esas palabras vienen con un manual de instrucciones o solo con una buena dosis de esperanza.
El anuncio se produce justo después de que dos pesos pesados del gobierno de Libre, Carlos Zelaya y su hijo, el ministro de Defensa José Manuel Zelaya, decidieran bajarse del barco, dejando atrás un rastro de sospechas, declaraciones y, cómo no, de renuncias estratégicas.
Carlos Zelaya, en un momento de honestidad que algunos llamaron “desliz verbal”, confesó haberse reunido hace 11 años con un variopinto grupo de personajes, incluyendo al infame Ramón Matta Waldurraga, de los Cachiros, para hablar de “aportaciones” a la campaña de Libre. Y luego, como quien se da cuenta de que se le fue la lengua, anunció su renuncia.
Pero el fiscal Johel Zelaya, que no es pariente, solo es coincidencia el apellido, ha dejado claro que no habrá descanso hasta que la justicia brille en Honduras. “Sea quien sea”, repitió como un mantra. Y uno no puede evitar preguntarse si ese “quien sea” incluye a aquellos que comparten apellido con él o si hay algún tipo de cláusula oculta en su contrato.
Por si fuera poco, el bueno de Carlos Zelaya también fue mencionado en el famoso juicio en Nueva York contra el expresidente Juan Orlando Hernández, donde se le acusó de haber recibido entre 100 y 200 mil dólares de los Cachiros. Una cifra modesta si la comparamos con otras historias de corrupción, pero suficiente para causar revuelo. Eso sí, Zelaya lo negó rotundamente, porque aquí nadie se toma las acusaciones en serio hasta que hay pruebas en video, y a veces, ni eso.