SE LE CONGELÓ AL POLLO

Le salió guaya al Pollo Contreras el día de la final del fútbol catracho en el Yankel Rosenthal, donde al muy majadero se le ocurrió llegar con la camiseta del visitante club Olimpia, encendiendo así la mecha de los aficionados del Marathón presentes, que se encargaron de expresarle todo su cariño, recordándole unas cuantas veces a su sacrosanta madre.

Un gesto que, además de estúpido, en términos de paralelismo histórico equivaldría a algo así como presentarse en pleno centro de Tel Aviv disfrazado como un soldado de la Alemania nazi, dejando claro el edil sampedrano que el sentido común y la lucidez mental no son su fuerte.

Porque solo a un tarado como él se le puede ocurrir colarse como enchufado en un estadio de la ciudad que dirige y tanto dice defender, vestido con los colores de un equipo de la ciudad contraria y futbolísticamente enemiga que, además, llegó con ventaja global de 3-1 en el marcador. Por poco menos hubo una guerra en el 69.

A lo mejor pensó el alcalde que, así como le soban la leva sus arrastrados en la “muni” se la iban a sobar también las verdolagas en el estadio, olvidando que históricamente son los aficionados del equipo sampedrano gente con muy poco que perder en la vida.

Pero nada mal estuvo que le bajaran un poquito los humos, pues los pleitos internos del Pollo con los del ala refundadora de la “muni” lo han mantenido estos días con una falsa sensación de imbatibilidad que, visto lo visto en las graderías, mejor que vaya el hombre pensando en qué hará cuando los intransigentes votantes de San Peter lo manden de nuevo a la llanura.

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