SANTOS SE DEFIENDE COMO GATO PANZA ARRIBA
¡Santos, el fiscal de hierro! Aquel que asegura, con nobleza felina y una cola erguida, que no tiene ningún compromiso político, aunque su esposa sea secretaria general en el gobierno.
“¡Mis detractores confunden mis investigaciones con política!”, clama desde los pasillos judiciales, mientras la defensa del exalcalde Nasry Asfura intenta pintarlo como un funcionario “con el corazón comprometido”. Pero él, como gato panza arriba, se sacude las acusaciones de favoritismo con la destreza de un verdadero equilibrista.
“¡Mi esposa tiene derecho a su trabajo!” —dice—, recordando al público que ella obtuvo su cargo por mérito propio. Además, reprocha que alguien pueda asumir que sus votos sean confesiones de amor a un partido. “Yo voté, pero eso no me hace político”, asegura con el aplomo de quien se lava las manos después de un largo día de captura de corruptos.
Y es que, para Santos, su lealtad está en sus investigaciones “imparciales” eso dice él allá quien le crea o no él no tiene nada que ver con que su esposa ocupe un sillón gubernamental. “Yo ni siquiera comparto por quién voté”, añade, como si la urna fuera un confesionario que guarda los secretos de su neutralidad.