ROOSEVELT, DE GENERAL A BUFETERO

La degradación de la imagen institucional de las otrora gloriosas Fuerzas Armadas catrachas va a ritmo de vértigo, con un comandante en jefe, Roosevelt Hernández, que no conforme con su rol de activista al servicio de la refundación, ahora también hasta le entró a la hostelería.

Y es que tras la izada del pabellón color turquesa refundacional en la capirucha, al jefe castrense le entró la loquera de ponerse a repartir comida a los invitados, como si se tratase del dependiente de un bufet libre y no de la máxima autoridad de la institución verde olivo.

La bochornosa imagen con la que Roosevelt pretendió vender cercanía y campechanismo con la indiada, sin embargo, resultó ser mas bien una sonrojante exhibición de populismo barato “made in Honduras”, pues lo único que el hombre logró con aquello fue provocar vergüenza ajena entre el populacho.

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Y no digamos entre sus colegas de profesión, que debieron estar rechinándose las jachas al verlo tan dundo, pretendiendo ser quien ya se sabe que no es; y todo por andar él de carreta, siguiendo los pasos de sus patrones en el gobierno.

“Esto es en conmemoración al 182 aniversario de la muerte del general José Francisco Morazán Quesada”, dijo Roosevelt al periodista que lo abordó, mientras repartía las raciones de arroz como todo un bufetero, pues según él, ese es “el legado del general Morazán”.

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