REINA, EN DEFENSA DE LO INDEFENDIBLE
Carlos Eduardo Reina y su defensa de lo indefendible: “¡Esto es ajedrez, no damero!”, apunta el achichincle de Libre uno de los leales de garra, ha salido al ruedo para defender lo que muchos consideran indefendible.
Intentando darle un brillo de inteligencia a lo que a simple vista parece un completo desastre, Reina, con tono solemne, recuerda que esto no es un simple juego de damero, sino un sofisticado ajedrez político.
Según él, la presidenta Xiomara Castro está moviendo las piezas “de manera magistral”, como si estuviera a punto de hacer un jaque mate en una partida donde todos los peones ya están caídos.
“Enhorabuena, querida compañera Rixi Moncada,” proclamó Reina, casi como si estuviera leyendo un guion escrito por algún novelista político con un exceso de optimismo. Y no se quedó ahí: cerró su declaración con un contundente “¡Golpes de Estado nunca más!”, como si esa consigna pudiera tapar los recientes escándalos que han dejado al partido Libre en medio de aguas más turbulentas que un huracán.
Y es que no es para menos. Tras la renuncia de los Zelaya, padre e hijo, al reconocer que habían sostenido reuniones con personajes de dudosa reputación, el barco de Libre parece estar a punto de naufragar. Pero para Reina, esto es solo un ajuste de cuentas en su ajedrez político imaginario.
Pero como en toda buena comedia política, no podía faltar un comentario mordaz. La diputada Suyapa María Figueroa, con su característico humor ácido, no tardó en responder a Reina. Muriéndose de la risa, soltó un dardo que fue directo al ego del defensor de lo indefendible: “Jaja, me imagino que para el que va por primera vez a un estadio, después de solo ver potras de callejón, cualquier jugada le parece genial y a cualquier carne asada le llaman cena.”
Con esa respuesta, Figueroa no solo desinfló la pomposa defensa de Reina, sino que dejó claro que en el juego de ajedrez político de Libre, hay más peones que reinas, y que cualquier estrategia mal ejecutada puede terminar en un simple juego de damas donde, al final, nadie gana.