REDONDO VUELVE A SACAR LAS UÑAS
Año y pico lleva ya Luis Redondo sin rendir cuentas de cómo ha malgastado el billete del Congreso con la caprichosa y cínica entrega de los dichosos “bonos” que bajo bajo regala a sus compinches para mantenerlos alineados. Y no son dos ni tres pesos, sino casi 61 millones de pesos.
Son 13 largos meses durante los que el conserje de Libre en el Legislativo se ha hecho el papo, quizás consciente de que nada bueno le resultaría si por milagro divino llegara algún día a actuar transparentemente, tal y como prometió entonces anunciando la compra de un servidor en el que dizque iba a publicar todo detalle del gasto para ahuyentar fantasmas y malos entendidos.
“Se va a publicar, íntegro, tal cual debe de ser, en un servidor que nosotros vamos a comprar para poder publicar todos los temas de subvenciones. Le garantizo que ahí se va a ver cuál es el segmento, el lugar hacia dónde se van las subvenciones”, dijo en vivo y en la tele nacional el muy cínico.
Pero como es común en él, del tal servidor solo quedan los recuerdos, porque en ningún lado se da fe de que lo haya comprado, o siquiera de que lo haya intentado comprar, por lo que más vale ir haciéndose la idea de que el hombre nació torcido y ni Dios es ya capaz de enderezarlo.
Pero lo suyo no es de ahora, sino de noviembre del 2022, que hasta el recién pasado mayo había sido la última vez que reportó una licitación en los portales destinados para publicar esas vainas. Y no hace falta ser muy listo para saber que eso contradice todo discurso “pro transparencia”, pero tampoco hacen falta demasiadas luces para concluir que, por mucho que alargue la agonía, a todo chancho le llega su Navidad.