PRESIDENTE SALE FORTALECIDO “CON EL GOLPE”

Lo raro es que se queda en intento, ya van 39. En pocas horas, Bolivia pasó de ver al comandante el Jefe del Ejército, Juan José Zúñiga, diciendo que cambiaría el gabinete y liberaría a los presos políticos, a ver al mismo hombre, ya no arriba de una tanqueta y rodeado de soldados leales, sino abajo, a ras de piso, frente a los micrófonos, siendo detenido mientras aseguraba que la idea había sido del presidente Luis Arce.

El episodio vivido el miércoles 26 de junio en el país sudamericano pasará a la historia por la suma de extraños acontecimientos que, uno tras otro, dieron forma a lo que el mandatario boliviano llamó sin rodeos “intento de golpe de Estado”.  Visto a corto plazo, la historia empieza a desarrollarse el martes, cuando en una entrevista Zúñiga arremetió contra Evo Morales, señalando que “ese señor no puede volver a ser más presidente de este país”, y advirtiendo que si se daba la necesidad, el Ejército detendría al líder del MAS.

Ese mismo día, por esas palabras, Arce destituyó a Zúñiga. Sin embargo, éste no se dio por enterado y siguió en sus funciones, al punto de que un día después tomaría la Plaza Murillo, centro del poder político boliviano, y con una tanqueta derribaría una puerta de acceso del palacio presidencial. Lo que vino después parece de novela: conversó con el presidente, se negó a seguir sus órdenes, abandonó el lugar, estuvo largos minutos hablando por celular dentro de la tanqueta y, cuando el Gobierno nombró un nuevo alto mando militar, huyó, para poco después ser detenido mientras daba declaraciones a la prensa.

Profundas disputas

Pero la historia, en realidad, viene de antes. “Acá es fundamental el contexto”, dice a DW el analista y abogado boliviano Marco Montellano. “Primero, tenemos una fuerte crisis económica y hace meses en Bolivia no existen dólares, lo que ha generado una especie de dólar paralelo, algo parecido a Argentina. También hay una crisis política, principalmente la ruptura interna del MAS entre los liderazgos de Morales y Arce, que ha generado ingobernabilidad”, detalla. Esto se traduce en inmovilismo debido a la imposibilidad de realizar nombramientos o incluso de aprobar iniciativas que alivien los problemas económicos del país.

 

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