POCO FIABLES PARA LOS GRINGOS

Al gobierno gringo le salió el tiro por la culata con el gobierno refundidor catracho, al que en un principio vio como una gran alternativa tras el encarcelamiento de JOH por narcotráfico, pero que a las primeras de cambio empezó a dar muestras de todo iría de mal en peor, como finalmente ha sido.

Así lo ve el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), con sede en Washington, en su edición del lunes 4 de noviembre, donde detalla la desilusión de la administración Biden por la reconversión traicionera del castrozelayismo, que nomás agarró la guayaba empezó a sacar las uñas, aplicando aquello que tanto criticaba siendo oposición, y alineándose con el eje del mal conformado por las dictaduras cubana, venezolana y nicaragüense.

Según el CSIS, la corrupción, el súbito cambio de Taiwán por China (RPC), los ataques a las ZEDE y el nepotismo “han agriado los lazos bilaterales” entre ambos países, lo cual podría empeorar en 2025 en caso de confirmarse el mayor temor de la oposición: un fraude orquestado por el oficialismo al más puro estilo de su amigo, el narcodictador Nicolás Maduro.

Refiere el CSIS el narcovideo de Carlón y la casi inmediata respuesta del gobierno refundidor, bajándose el tratado de extradición para evitar que al cuñado de la presidenta y hermano de Mel acabara pasándole lo mismo que a JOH, al que todos ellos tanto criticaron por lo que a todas luces también hacía Carlón, y quizás alguno más de ellos. “Irónicamente, la administración Castro llegó al poder con un mensaje anticorrupción” describe, pero al poco tiempo acabó convirtiéndose en lo que tanto juró que iba a atacar.

Todo ello burdamente maquillado con las denuncias de un supuesto complot golpista contra Xiomara, que desde un principio se leyó como la peor y más absurda de las excusas, pues nadie en su sano juicio se creyó tal casaca estando de por medio el escándalo de Carlón, que ciertamente fue el que provocó el cisma.

Un cisma acrecentado por la declaración posterior de inconstitucionalidad de las ZEDE, donde una retahíla de inversionistas gringos ha inyectado billete a raudales y cuya viabilidad pende ahora de un hilo tras la declaración de la Corte Suprema por orden del Ejecutivo, que actúa como el ojo de Sauron.

Una afrenta derezada, como bien recuerda el CSIS, por la estrechez de lazos con los chinos, quienes vieron cómo la refundación les compró facilito sus cantos de sirena, con ofrecimientos de todo tipo que a día de hoy la catrachada sigue preguntándose dónde están, pues las cosas solo han ido a peor.

Y así, uno tras otro planche hasta llegar a lo del nepotismo imperante en la estructura organizacional, con un familión, o mejor dicho tres o cuatro, que dominan el espectro político con voluntades incrustadas en cada esquina para apuntalar su poder.

Y así sucesivamente, sin que el gobierno refundidor dé muestras de querer medio arreglar las cosas con el Tío Sam, porque a medida que se acumulan los macaneos internos, Xiomara Castro y sus lacayos han redoblado su apuesta por el nacionalismo y sus diatribas paranoicas contra los gringos, que penosamente se han quedado con el molde hecho.

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