PÍRRICA BAJA EN LA DEUDA PÚBLICA
En un giro digno de portada, el Banco Central de Honduras (BCH) anunció con bombos y platillos que la deuda externa del sector público se redujo un 0.8% entre enero y octubre de 2024. Sí, leyó bien: 79.4 millones de dólares menos. un logro que nos deja a un paso de la autosuficiencia financiera… o al menos, de cubrir unos cuantos meses de intereses.
Con un endeudamiento que sigue rozando los 9.244,8 millones de dólares, el gobierno mantiene su liderazgo indiscutible en esta competencia de deudas, alcanzando el 91,3% del total.
Porque si algo sabemos hacer bien es deber. El resto lo complementan la autoridad monetaria, las empresas públicas no financieras, y las instituciones públicas financieras, que con sus modestos aportes parecen decir: “Aquí ponemos lo nuestro, pero ustedes se llevan el premio” .
Bonos soberanos y fechas que suenan lejanas… pero no tanto
La fiesta de los Bonos Soberanos sigue su curso. El BCH nos recordó que, en 2027 y 2030, Honduras deberá hacer pagos únicos de capital por 700 y 600 millones de dólares, respectivamente. Una estrategia que podría resumirse como: “Que se preocupe el próximo gobierno o el que venga después del próximo” .
Mientras tanto, la deuda en dólares sigue siendo la reina del carnaval, representando el 84% del total. El resto está repartido en derechos especiales de giro, euros y otras monedas, que probablemente son más variadas que las opciones de empleo en el mercado laboral nacional.
Durante estos primeros diez meses de 2024, el país recibió desembolsos por 487,7 millones de dólares , de los cuales 194,1 millones fueron para proyectos y programas. El resto, asumimos, se destinará a las tradicionales comisiones e intereses, porque ¿qué sería de la deuda sin su toque de elegancia financiera?
Por otro lado, el servicio de la deuda alcanzó los 871,9 millones de dólares , con 590,1 millones de capital y 281,8 millones de intereses y comisiones . Una distribución tan equilibrada como nuestras oportunidades de desarrollo: más para pagar y menos para invertir.
¿Deberíamos celebrar?
La reducción de la deuda externa, aunque mínima, podría parecer una señal de buena gestión. Sin embargo, considerando que gran parte de nuestra economía depende de pedir prestado para pagar lo que ya debemos, el panorama sigue siendo tan talentoso como una Navidad sin tamales.