PERFILADOS PRECANDIDATOS A LA GUAYABA
Con un año y medio aún por descontar, los engatusadores de turno ya sacaron a bailar su labia para arrastrar a los incautos hasta su molino y ver si les ajusta para ser los nominados que finalmente busquen la guayaba presidencial en representación de sus partidos.
Pero antes habrán de pasar por el filtro de las primarias, a las que de momento se han apuntado tres suspirantes refundidores, otros tres azulejos y ninguno por parte de los colorados, que ya ni en eso plantan cara.
Por parte de los primeros, es Rixi Ramona la que, según el oráculo, lleva las de ganar, pues cuenta ella con la venia del castrozelayismo gobernante y todo el aparato estatal, por si llegado el momento las cosas se le tuercen y hace falta darle un empujoncito.
Difícil contrincante tendrá, eso sí, en Jorgito Cálix, que, pese a ser visto por buena parte de la militancia como un leproso, se apuntó a la pachanga bajo el discurso de ser una alternativa a la rixineta que sigue sin hacer tilín con la borregada.
Ante semejante panorama, poco o nada parece pintar entre ellos dos Rasel Tomé, que llega con una destacada mención en la lista Engel como carta de presentación y con las mismas opciones de victoria que Jorgito Zelaya en el bando cachureco: ninguna.
Y es que ahí, parece que la balanza favorece claramente a Papi, que desde hace días anda dejando huella con sus burros en muchos metederos del país, donde los cachurecos le juraron lealtad antes de que apareciera en escena Anita.
Una exprimera lady que anunció sus intenciones cuando la sentencia contra su amado indómito en el norte aún escocía entre ella y el sector más duro de su partido, al cual anda taloneando para soñar con alguna posibilidad, aunque sea remota.
Después aparecen los colorados, inmersos en una guerra civil que parece no tener fin, y con ningún nominado por ahora, pese a las insinuaciones de Power Chicken, que es más inestable que el Marathón en liguilla, y el silencio de Yani, convertido sin querer en una especie de rey tuerto en un partido de ciegos.
Menos dudas parece haber en el PSH, donde Nasralla se perfila nuevamente como abanderado a falta de que a su alter ego se le ocurra aliarse con alguna cría de otro partido para darle otro giro de 180 grados a su discurso.
Y más abajo aparecen y aparecerán toda una suerte de pichinguitos representando a partidos nombrados con siglas impronunciables y surgidos de la nada, sintiéndose alternativos, pero actuando como maletines.