HUELGA RESUELTA CON ESPUMOSAS Y COCA COLA

Tras casi dos semanas de pleito, los sindicalistas de la Cervecería por fin volverán a sus quehaceres luego de haberse salido con la suya, acaparándose un aumento de sueldo que fijo ni van a compartir con el resto, que también arrimaron el lomo durante la huelga. Es decir, se acabó el impase y volverán la paz, el amor, las cervecitas y la Coca Cola para la Navidad, pero ¿a costa de qué?

Porque aunque ahora todo sea jijijí y jajajá, el trasfondo de la huelga deja tras de sí millones y millones de pesos en pérdidas para la empresa y un comercio desabastecido, lo que supone un duro revés que por supuesto no será cubierto por los huelguistas. Entonces, ¿A quién le tocará reponer esas pérdidas? ¿Habrá incrementos al precio de los productos? Jummm…

Sea como sea, los más felices, además de los huelguistas que consiguieron el aumento, al menos por ahora son los consumidores, porque en esta vida hay pocas certezas y una de ellas es la felicidad que da empinarse una coquita bien helada, o una birria cuya botella esté como la canilla de un albañil, pues pocas cosas combinan mejor con la Navidad que esos dos elixires.

Tras el pacto entre ambas partes involucradas, el que no dejó pasar la oportunidad para colgarse una medalla fue el ministro refundidor del Trabajo, Javier Fernández, quien nada más oficializarse el acuerdo dijo que para él era “un honor” haber mediado en el acuerdo. “Persistimos en el diálogo social”, dijo, mientras a su alrededor los presentes aplaudían con entusiasmo contenido, probablemente pensando en el contrato colectivo y no en los brindis navideños que Fernández mencionó despuesito.

Y hablando de oportunistas, otro que no perdió ni un segundo en salir sacando pecho fue Karim Qubain, el de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés, que celebró el final de la “tensa saga” como si su idolatrada Xiomara Castro le hubiese dado un abrazo: “Felicidades a todas las partes, se salvan empleos”, manifestó.

El nuevo contrato colectivo que permitió la vuelta a la normalidad en la Cervecería, con sus 11 cláusulas y seis actas, promete la vuelta a la estabilidad laboral en la empresa, una relación más fuerte entre sindicalistas y patronos y, lo más importante de todo, un suministro ininterrumpido de bebidas carbonatadas y etílicas.

Por ahora, la industria de las bebidas respira aliviada, y los catrachos también, sin lugar a dudas; además de todos aquellos que esperan que el acuerdo logrado no acabe siendo llamarada de tuza y reviente por los aires con las primeras de cambio. Mientras tanto y mientras se pueda, a brindar se ha dicho. “¡Feliz Navidad con Coca Cola y las clásicas de la temporada!”, bromeó el ministro.

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