PARSIMONIOSA EJECUCIÓN PRESUPUESTARIA
Vamos a volver a ver el cometa Halley cruzando el espacio y los de la refundación nacional seguirán sin ejecutar en tiempo y forma el presupuestón asignado a muchas de sus instituciones, de las cuales, al cierre del pasado julio, tres de cada cuatro no habían ejecutado ni la mitad del billete que tienen en la cuenta.
Una ejecución que, según El Heraldo, es “apenas superior” que la del año pasado, cuando fue del 43.2% y que sigue siendo hasta ahora la más raquítica desde que se tiene memoria, por mucho que el presente año solo sea 2.5% superior. ¡Qué barbaridad!
Pero son esas las consecuencias de pasarse todos ellos más pendientes de defender las “reformas” cosméticas emprendidas desde Presidencial por sus amos, los Zelaya Castro, que por cumplir con sus obligaciones constitucionales de mover el billete que tienen asignado para propiciar el desarrollo de un país al que tienen caminando por la calle de la amargura.
Según el Portal de Transparencia citado por El Heraldo el 28 de agosto, incluso hay algunas instituciones que en el mismo periodo de tiempo no habían ejecutado ni el 5% de su presupuesto, haciendo que la cosa sea aún mucho peor según dónde se husmee.
“Continúa la misma ineficiencia de la administración pública”, respondió al respecto Liliam Rivera, especialista en finanzas públicas de la ASJ cuando fue consultada por el medio capitalino, porque según ella, “un 46% cuando ya estamos en un tercer año de gobierno, que ya debería haber mayor agilidad en el conocimiento de todos los procesos” es ya una cosa de locos.
En fin, que, de 113 instituciones escudriñadas, solo una ha ejecutado entre el 75% y 100% de su billete, mientras que otras 70 de ellas apenas llevan entre 25% y 49%, y el 14.2% de ellas no alcanzaban ni siquiera el 25%, que es el equivalente a salir entortado revés y derecho en los exámenes escolares.
Semejante parsimonia, según Lilian, “repercute en que cuando la población va a un centro asistencial no hay medicinas; entonces, obviamente, repercute en la calidad de vida” de la catrachada, que sigue siendo la que paga los platos rotos de la ineptitud de unos gobernantes que cuando estaban en la llanura decían tener el remedio para todos los males.