PAPI A LA ORDEN El HUMILDE CONSTRUCTOR

El legendario precandidato presidencial, Nasry “Tito” Asfura, conocido por todos como “Papi”, se paseó por el occidente hondureño con una sonrisa modesta y una memoria selectiva.

 Durante su gira por los pintorescos municipios de Dolores y San Miguelito, en el encantador departamento de Intibucá, Papi recordó con nostalgia su tiempo como alcalde de Tegucigalpa, esa época dorada donde, según él, las obras se construían solas y las placas de inauguración eran un lujo innecesario.

“Nunca puse una placa, ni inauguré un proyecto”, dice, como si la verdadera magia estuviera en ser un alcalde ninja, que deja obras al servicio de la población sin necesidad de alardes. Para Papi, la humildad es tal que ni siquiera él se acuerda de lo que ha hecho.

En Dolores, mientras el viento soplaba entre las montañas, Papi alabó al alcalde Omar Orellana, describiéndolo como un héroe local que ha transformado el municipio con tanto trabajo y dedicación que casi pareciera que construyó un castillo en el aire.

“El alcalde es quien conoce las necesidades del municipio”, afirmó Papi con la sabiduría de su experiencia, antes de proponer una alianza estratégica con los 298 municipios de Honduras.

Todo muy sencillo, sin necesidad de fanfarria ni, Dios no lo permita, placas conmemorativas.

Acompañado por una comitiva digna de un rey en gira, incluyendo a los diputados Nelson Márquez, Benítez, el jefe de bancada Tomás Zambrano, y la precandidata a designada presidencial María Antonieta Mejía, Papi recorrió los municipios de Dolores y San Miguelito como un pastor que cuida de su rebaño.

 Con la mano en el corazón, reconoció que Intibucá, al igual que el resto de Honduras, necesita mejorar su infraestructura, como si esto fuera un gran descubrimiento y no algo que todos saben desde la época de las carretas. Pero Papi tiene un plan, y aunque no vean placas ni cintas cortadas, las obras llegarán, envueltas en la misma humildad que caracteriza a este trabajador de burros puestos.

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