PAGO DE DEUDA ASFIXIA A PAISES POBRES

No ha sido un buen año para el mundo, sólo Honduras logró superar la pobreza. El resumen del año que realizó el Banco Mundial calificó el 2022 como el año de incertidumbres y el 2023 como el año de la desigualdad.

Para los países que esperan recuperarse de las devastadoras pérdidas provocadas por la pandemia de COVID-19, la batalla se ha vuelto más difícil debido a las amenazas combinadas del cambio climático; la fragilidad, los conflictos y la violencia, o la inseguridad alimentaria, por nombrar solo algunas, que dificultan la plena recuperación de todas las economías.

Si bien la pobreza extrema ha disminuido en los países de ingreso mediano, el problema sigue siendo peor que antes de la pandemia en los países más pobres y afectados por fragilidad, conflictos o violencia. La persistencia de la pobreza en estos países hace que otros objetivos de desarrollo mundiales clave sean mucho más difíciles de lograr.

Además de la pobreza, los países pobres deben lidiar a diario con las deudas. Como en la mayoría de las crisis, los países más pobres del mundo son los más afectados. Muchos de estos países, que ya se encuentran en situación de sobreendeudamiento, deben enfrentar una escasez de recursos aún mayor.

El Informe sobre la deuda internacional, que publica anualmente el Banco Mundial, aporta datos y análisis de la deuda externa sobre los 121 países de ingreso bajo y mediano que dependen del Sistema de Notificación de la Deuda del Banco Mundial.

Según el informe de 2023, los países en desarrollo gastaron una cifra récord de USD 443 500 millones en el servicio de su deuda externa pública y con garantía pública en 2022. Los países más pobres que pueden recibir financiamiento de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) del Banco Mundial pagaron una cifra récord de USD 88 900 millones en costos del servicio de la deuda en 2022, un 4,8 % más que en 2021. Los países más pobres corren el riesgo de sufrir crisis de deuda a medida que aumentan los costos de los empréstitos. El incremento de los costos llevó a que se desviaran recursos y se desatendieran necesidades críticas como la salud, la educación y el medio ambiente.

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