PADRE MELO Y EL MISTERIO DEL “VERDE OLIVO”
En una oda a la ironía, el sacerdote jesuita Ismael Moreno, conocido como “Padre Melo”, volvió a sacar chispas en redes sociales al comentar sobre los recientes ascensos en las Fuerzas Armadas de Honduras, aprobados por el Congreso Nacional. Desde su cuenta de X, el clérigo lanzó:
“Mandos militares le entienden al trámite. ¿Han cambiado o son lo mismo de siempre? Olfatean por dónde van los vientos. Ellos son militares de siempre. Los demás somos civiles o ‘civilones’, sobre todo, civiles militarones, siempre tras el cautivador y fascinante olor a verde olivo”.
Nada más faltó agregar una receta de perfume con aroma a poder castrense.
El contexto no podía ser más oportuno. La noche del martes, mientras medio país intentaba sortear apagones y el otro medio se distraía con el Mundial de Clubes, el Congreso Nacional aprobó los ascensos al grado inmediato superior de oficiales militares. El diputado Ramón Barrios, como buen abogado del diablo o de los generales, en este caso, justificó la decisión asegurando que no había denuncias en contra de los oficiales ante la Fiscalía. Porque, claro, la ausencia de denuncias siempre es sinónimo de virtud.
“Respetamos el principio de inocencia”, argumentó Barrios, dejando entrever que, en Honduras, mientras nadie haya encendido las sirenas del Ministerio Público, el cielo es el límite, incluso si se trata de ascender a la cima de la jerarquía militar.
Entre los flamantes promovidos destaca Ramiro Fernando Muñoz, jefe del sistema penitenciario, quien ahora portará el rango de general. ¿Qué mejor manera de celebrar el 199 aniversario de las Fuerzas Armadas que con ascensos, condecoraciones y un desfile en el Campo de Parada Marte? Porque si algo nos ha enseñado la historia es que la pompa y la circunstancia siempre han sido el fuerte de la institución castrense.
Mientras tanto, las palabras de Padre Melo invitan a la reflexión –o al menos al sarcasmo–: ¿realmente estamos viendo una renovación en los mandos militares, o es el mismo guion con actores más jóvenes? Porque, según el sacerdote, los militares son expertos en seguirle la corriente a los vientos políticos, mientras que los civiles nos debatimos entre ser “civilones” o “militarones”.
En resumen, Honduras no solo celebra ascensos, sino también el perpetuo encanto del “verde olivo”, ese color que, para bien o para mal, sigue marcando el paso en la pista política y social del país. Y como diría el padre Melo, el olor a poder siempre tiene su audiencia cautiva.