PADRE MELO, POLITICA HONDUREÑA ENTRE SANTOS Y DEMONIOS

El sacerdote y defensor de derechos humanos, Ismael Moreno,conocido como “Padre Melo”, ha vuelto a encender el incienso del debate nacional con sus reflexiones sobre la polarización política. En un mensaje publicado en la red social X, el cura no ahorró palabras para lamentar que la clase política siga atrapada en su eterna misa de “nosotros, los santos” contra “ellos, los demonios”.

El sermón del día: complejidad vs. Trincheras “Cuanto más compleja es la realidad, más levantamos trincheras”, afirmó el Padre Melo. Según su diagnóstico, los políticos hondureños están tan ocupados etiquetándose como “los buenos” y condenando al resto al infierno de “los malos” que han olvidado que gobernar requiere más que repartir indulgencias y excomuniones.

El sacerdote señaló que este debate, adornado con una retórica de “los que están del lado correcto de la historia” contra “los equivocados y mentirosos”, es poco más que un teatro vacío. “Suele ser inútil cuando acentuamos maniqueísmos”, añadió, en lo que seguramente fue un golpe directo al corazón de los discursos simplistas y los hashtags de moda.

Como todos conocen además de su rol como sacerdote, el Padre Melo dirige Radio Progreso y el ERIC Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación), trincheras—perdón, espacios—desde donde denuncia violaciones de derechos humanos y lanza dardos cargados de verdad a los altares del poder.

En un país donde la política se divide entre los que prometen el cielo y los que culpan al diablo por todo, las palabras del Padre Melo son un recordatorio incómodo de que ni las sotanas ni las corbatas garantizan la infalibilidad.

Mientras tanto, el debate en Honduras sigue oscilando entre absolutos: ¿eres el salvador o el villano? ¿El profeta o el hereje? Al parecer, lo único que falta es repartir capas y máscaras, porque la política nacional se parece cada vez más a una telenovela de superhéroes de bajo presupuesto.

Padre Melo, con su particular estilo de crítica, no hace milagros, pero sí deja claro que si la clase política pretende salvar el país, quizás sería buena idea dejar de dividirlo entre el cielo y el infierno. Amén

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