PACTO DE IMPUNIDAD ES NUEVO SANTO PARA REDONDO
En su más reciente discurso, Luis Redondo, presidente del Congreso Nacional y ahora autoproclamado guardián del “Decreto Sagrado 4-2022”, ha lanzado una valiente defensa de lo que él considera la última frontera entre la justicia y el caos en Honduras.
Redondo, con su capa invisible de superhéroe de la democracia, no escatimó en señalar a los villanos de la historia: los mismos “actores materiales e intelectuales” que, según él, vendieron el país como si fuera un lote en una feria de mercado de mayoreo. Al tiempo que defendio a capa y espada el pacto de impunidad porque es un decreto para hacer justicia, dijo.
«En consecuencia este decreto de ley para la reconstrucción del Estado constitucional de derecho y para que los hechos no se repiten tiene como objetivo primordial contribuir a que se haga justicia para que estos hechos no se repitan» dijo Redondo, casi como una oración sagrada.
“Ellos privatizaron todo: agua, energía, bosques, ¡hasta los ríos!”, exclamó Redondo, mientras los espectadores esperaban que la próxima revelación fuera sobre la venta del aire o el alquiler de las nubes. Y, por supuesto, no olvidemos el siempre conveniente golpe de Estado, el comodín perfecto para recordar que, si algo va mal, es culpa de ese oscuro episodio de hace más de una década.
Pero lo mejor vino cuando Redondo desempolvó el “Código Penal de la Impunidad”, también conocido como “la joya de la corrupción”, que, según él, fue creado por una malévola alianza de narcotraficantes y lavadores de activos.
Mientras tanto, arremetió en contra de las ONG —esas criaturas extrañas que, al parecer, todavía no han aprendido a ser útiles para el pueblo— también recibieron su merecido. “¡Qué casualidad que no dijeron ni pío cuando todo esto estaba ocurriendo!”, clamó Redondo, claramente asombrado de que nadie se diera cuenta de lo que todos ya sabían.
El decreto, según Redondo, no es cualquier ley; es la “llave maestra” para que el país no vuelva a caer en manos de esos mismos villanos. “Es un acto de justicia”, dijo. Y es que, quién podría oponerse a un decreto cuyo único propósito es asegurarse de que todo lo malo quede bien enterrado bajo toneladas de retórica y autoelogios.
Al final, Redondo no dejó lugar a dudas: los que se oponen al Decreto 4-2022, obviamente, están del lado de los que perpetraron el golpe de Estado, los que vendieron el país, los que privatizaron hasta el sentido común. Pero tranquilos, que mientras él esté al mando, nada de eso volverá a pasar…
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