OTRA VEZ LE SUELTAN LA “JAURÍA” A DOGU

En el circo político de Honduras, la función nunca se detiene, y esta semana la estrella del espectáculo ha sido nuevamente la embajadora de Estados Unidos, Laura Dogu.

Esta vez, el motivo del alboroto fue una serie de “insolentes y atrevidas” declaraciones de la diplomática, que han caído como bomba entre los defensores de la “soberanía” catracha, después de que se filtrara la noticia de una reunión entre jefes militares hondureños y el famoso narcotraficante de exportación, Vladimir Padrino.

A la velocidad del rayo (o del Wi-Fi en el Palacio), salieron desde los de mayor pedigrí hasta los más humildes gatos, todos listos para soltar sus mejores mordidas.

El Canciller hondureño, Enrique Reina, no tardó en lanzar su dardo cargado de dignidad patriótica: “Es insoportable el irrespeto e injerencia de la embajadora Laura Dogu”, clamó con la autoridad de quien nunca ha visto ni oído nada parecido en la historia diplomática del país.

¿Quién se cree Dogu? Una representante de un país que, según las mejores fuentes locales, está patrocinando un genocidio atroz (¿qué genocidio? Eso lo dejamos a la imaginación), no tiene derecho alguno a dar lecciones de moralidad a ningún gobierno soberano. ¡Basta de intromisiones! Exigimos respeto… o al menos, una pausa comercial, gritan en las redes.

Siguiendo la línea de Palacio, el ministro de Defensa, Manuel Zelaya, se sumó al coro con un tono de voz que sugería que no tenía ni una pizca de ironía en su repertorio: “Somos respetuosos del Derecho Internacional y no podemos juzgar a EE.UU. ni a Venezuela,” declaró, mientras un público invisible se preguntaba si esto era una especie de broma de mal gusto. “Este ataque de la embajadora es hipócrita y cínico,” concluyó, probablemente sin notar el reflejo en el espejo.

Pero la fiesta no podía estar completa sin la intervención de algunos clásicos del gabinete. Lucky Medina, siempre el defensor del ambiente (político), recordó que aquí hay un pueblo digno, que lucha contra el imperialismo salvaje y la narcodictadura impuesta por EE.UU. ¡Qué ironía, que ahora ese mismo imperio quiera dar lecciones sobre narcotráfico!

Sergio Coello, el ministro de Transparencia, se apresuró a subrayar que no es sorpresa que Estados Unidos apoyara una narcodictadura durante 12 años, luego del golpe de Estado de 2009. “Hacer declaraciones sin fundamento es un acto irresponsable,” dijo, sin detenerse a analizar demasiado la consistencia de su propio argumento.

Por supuesto, no podía faltar el toque intelectual de Ricardo Salgado, más conocido como “La vaca intelectual,” quien lamentó que EE.UU. legitimara y patrocinara un narcoestado en Honduras. “No entiendo qué la sorprende,” dijo, dejando en el aire la posibilidad de que tal vez, solo tal vez, Dogu realmente se esté preguntando lo mismo.

Y para cerrar con broche de oro, la ministra de Derechos Humanos, Angélica Álvarez, calificó las declaraciones de la embajadora como una “transgresión a nuestra soberanía” y una “injerencia en asuntos internos.” “Una completa falta de respeto y arbitrariedad,” sentenció, mientras el público esperaba a que alguien, en algún lugar, sacara el manual de ironía para principiantes.

Así que aquí estamos, una vez más, viendo cómo se desata la jauría contra la embajadora Dogu, en un episodio más de esta serie que parece no tener fin. ¿Qué nos espera en el próximo capítulo? Quién sabe, pero seguro que será algo digno de otro titular satírico.

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