OPTIMISMO O LOCURA
Escuchar a la exprimera dama, Ana García refiriéndose a la culpabilidad de su esposo Juan Orlando Hernández, da lástima, porque ya no se sabe que pensar, es demasiado optimista o perdió la cordura y se cree sus propias mentiras, bueno es su verdad y hay que dejarla que siga soñando despierta.
La exprimera dama de Honduras, salió a escena para lo que podría ser considerado el acto de comedia más esperado del año. Después de que su esposo, Juan Orlando Hernández, fuera declarado culpable por narcotráfico en una corte de Nueva York, García se lanzó al micrófono con una actuación digna de un premio de la Academia.
Muchos llevaron pañuelos de papel para que ella se limpiara las lágrimas de cocodrilo, pero se mostró muy valiente y con voz firme, García lamentó el veredicto. “¡Nuestra familia recibió un duro golpe!”
Pero, más que lamentarse García no se detuvo ahí. Decidió que era el momento perfecto para presentar una teoría de la conspiración. Según ella, el veredicto fue una venganza de los mismísimos narcotraficantes, quienes, según su relato, crearon una telaraña de mentiras para atrapar a su pobre esposo.
No se sabe si está tan convencida de su verdad de inocencia o tiene un descaro digno de aplaudir, García comparó la situación con la crucifixión de Jesucristo. Sí, eso mismo, como si su esposo fuera un mártir incomprendido en lugar de un político corrupto con una historia tan turbia como un pantano de aguas residuales.
Pero la verdadera joya de su actuación fue cuando instó a los presidentes de Latinoamérica a mirar este juicio como un espejo. ¿Un espejo de qué? ¿De cómo no ser atrapado traficando drogas? Porque, sinceramente, eso parece ser el mensaje que intenta transmitir.
Y para terminar su espectáculo, García prometió pelear hasta el último día para demostrar la inocencia de su esposo. Porque ella sigue jurando que eso que dicen de que Hernández estuviera rodeado de narcotraficantes y traficantes de armas, es una vil mentira.
La actuación de Ana García de Hernández podría haber sido una obra maestra de la sátira política si no fuera tan trágicamente real.