OLANCHANOS VUELVEN A LAS ANDADAS EN VIOLENCIA
Olancho, tierra de ganaderos y promesas doradas, sigue rindiendo tributo a su legendaria frase “ancho para entrar, angosto para salir,” porque salir de allí no es una cuestión de carretera… sino de supervivencia.
En el departamento, las cifras de violencia son tan generosas como su producción de ganado. La delegada del Comisionado Nacional de Derechos Humanos, Wendy Juárez, pidió poner “orden en las pampas olanchana,” aunque más parece que orden necesita todo aquel que se atreve a entrar y luego se cuestiona cómo demonios va a salir.
Con casi 1,500 muertes violentas en los últimos cuatro años, parece que Olancho lleva la delantera en el campeonato nacional de homicidios, y con dos municipios estrella: Catacamas y Juticalpa. Allí, entre vaqueros, jinetes y alguna que otra leyenda de oro, hasta los suspiros suenan a disparos, y la calma se ha vuelto un mito.
Así que, mientras las autoridades prometen que “la justicia llegará”, Olancho sigue siendo el escenario perfecto para una serie de suspenso. Y mientras tanto, por cada nuevo plan de seguridad, los olanchanos siguen esperando que ese tan anhelado “orden” no sea solo el título de una novela… sino, milagrosamente, una realidad que les permita ver el amanecer en paz.
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