OBSCENOS E INDECENTES
La obscenidad y la indecencia salen de paseo cada vez que toca pagar la quincena a la burocracia catracha, que consume casi el 30% del juguito presupuestario de la guayaba estatal sin que ningún gobierno haga algo por meterle mano al asunto.
La palma se la llevan entre el BCH, la CNBS y Banhprovi, donde 19 criaturas se embolsan sueldazos que por equivalencia andan entre los 16 y 24 salarios mínimos; todo ello en un país donde lo normal es llegar a fin de mes sacando la lengua y arrastrando la dignidad.
Se trata, valga la aclaración, de indecentes criaturas que acumulan un cachimbazo de años mamando la teta, y a los que en un país decente y civilizado ya se les habría buscado mas bien una salida para evitar su enraizamiento.
Y la cosa pudiera ser peor si no fuera porque hace poco tres de los toros del directorio del BCH se mocharon la mitad del sueldo para no desentonar con la casaca de la austeridad vendida por el gobierno refundador, olvidando, eso sí, que se siguen embolsando más de cien mil maracandacas.