NUEVOS UNIFORMES PARA DESVIAR LA ATENCIÓN

Se le va a caer a Gustavo Sánchez de tanto andar craneando ideas para contener la ola de violencia y criminalidad, ya que en un destello de genialidad se le ocurrió al ministro ordenar el cambio de uniforme de los agentes de la Dirección Policial Antimaras y Pandillas contra el Crimen Organizado (DIPAMPCO), para disuadir del delito.

Tal cual lo lee usted; a partir de ahora, los malandros van a tener que empezar a buscar chamba en otro lado, ya que al no poder vestir igual que los oficiales, no tendrán manera de camuflarse y ponerle el balde a los incautos, porque ya se sabe que andan ellos justitos de presupuesto y mandar a renovar su armario con nuevas réplicas les resultará imposible.

La medida, que es en sí misma una manera disimulada de reconocer el estrepitoso fracaso de Sánchez y su política de pan y circo, comenzará a ser efectiva a partir del 15 de julio, cuando los chepos empiecen a patrullar las calles con el nuevo guaje, que a lo mejor incluirá algún tipo de repelente contra los criminales con fragancia a agua bendita.

Es así que los de la DIPAMPCO saltarán al ruedo más guapos, aunque igualmente inútiles, porque el asunto ya días se les fue de las manos, por mucho que el ministro y sus amos en Presidencial salgan cada dos por tres inflando unas cifras que, según ellos, dan cuenta de una reducción sin precedentes del número de muertes violentas y sus derivados.

El nuevo disfraz utilizará los colores azul celeste y azul marino, como los de los chepos de la preventiva, y dirá adiós a los actuales colores caqui y negro, con los que los malandros se mueven como peces en el agua cometiendo sus fechorías, a vista y paciencia de unas autoridades que a lo mejor habían estado creyendo que la vaina se arreglaría solita, a puro discurso refundacional.

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