NO TIENEN COMPOSTURA
Una vez más, la militancia de la refundación nacional volvió a sacar de paseo su conducta barriobajera, esta vez por medio de un grupo de inspectores del Instituto Hondureño de Transporte Terrestre (IHTT) que se agarraron a trompadas en plena carretera, acusándose mutuamente de “corruptos”.
En la contienda había dos bandos claramente definidos: los de la regional del sur y sus colegas de la “capirucha”, que fueron los que destaparon la olla acusando a los primeros de hacer “negocios” con el traslado de migrantes que van de paso por el país, a lo que el aludido sureño respondió con un cinismo descomunal: “Y no soy el delegado yo, pues”.
El pleito, que se saldó con varios moretes y un par de narices torcidas entre los revoltosos, ocurrió allá por Salamá, en Valle, hasta donde el director de ese cuchitril estatal, Rafael Barahona, dijo que mandaría a un abogado de nombre Alejandro Mairena para que averigüe qué ondas y pueda reportar el asunto directamente a él y a Presidencial.
Como si pretendiese Rafa hacer creer a la opinión pública que él no sabía nada del asunto, tomando a la gente por dunda, porque hasta los gringos lo tiene ya bien “guachado” y saben desde hace un tiempo que anda él metido hasta las trancas en esos líos de bajarle billete a los migrantes.
Pero bueno. La cosa es que el patrón del IHTT sigue haciéndose el inocentón, y anunció con falsa cara de incredulidad que los revoltosos “serán llamados a las audiencias de descargo” para toparlos “conforme a ley”.
Pero ya se sabe que es esa una ley que pasa desbordada por su incapacidad, o, mejor dicho, por su ímpetu selectivo, pues solo apunta para el lado que conviene a quienes la aplican. Así que poco o nada se puede esperar de ella. Razón tienen de no querer traer a doña CICIH, porque eso les supondría tener que tragarse sus falsos discursitos.