¿NO QUE NO TRONABAS, PISTOLITA?

Quedito salió el gobierno refundidor a deslizar la noticia de que renovaron por un año más con la USA el acuerdo para sigan usando la base en Palmerola; y lo hicieron apenas unas semanas después de que la comandanta Xiomara Castro saliera en cadena nacional pomponeándose el pecho, amenazando con echar de ahí a los gringos si se les ocurría deportar migrantes catrachos al por mayor.

Y lo peor del caso es que andan vendiendo el asunto como si fuese una hazaña de su gestión, pese a que los paisanos deportados igualmente ya empezaron a llegar en tendaladas a bordo de aviones militares del Tío Sam, que es lo que en principio dijeron que no tolerarían. Entonces, ¿en qué estamos?

Pero como son gallos para sacar pecho por cualquier babosada, el canciller Enrique Reina calificó el acuerdo como “una relación de beneficio mutuo y de respeto”, pues según él cerraron el trato en igualdad de condiciones con el imperio, al que ya días anduvieron queriendo torear, pero al que ahora tratan con guantes de seda sabiendo que hay un nuevo sheriff en la Casa Blanca.

“Hemos podido negociar con Estados Unidos, por eso se están aceptando los vuelos militares”, dijo Reina mientras los deportados se cuentan ya por cientos, y los reciben con la inestimable cifra de 100 dólares por cabeza, que en el mejor de los casos les ajustará para la provisión de una semana.

No hace mucho, su camarada, el guerrillero colombiano Gustavo Petro, tuvo que recular en sus pretensiones de evitar que Trump le deportara compatriotas en los mismos aviones que lo hace ahora en Honduras; una intentona mal medida que acabó finalmente con el propio Petro enviando sus aviones a traer a sus compatriotas a suelo yankee.

Y en ese caso, como ahora con los refundidores, vendieron ambos la jugada como un logro sin parangón, cuando en realidad es todo lo contrario. Que luego hay quien se extrañe que sean ellos tan brutos, pero es que tampoco oponen demasiada resistencia para ganarse el calificativo.

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