NASRALLA SE CREE ÚNICO

Salvador Alejandro César Nasralla Salum se plantó ante el Central Ejecutivo del Partido Liberal dispuesto a no pasar desapercibido, pues pese a que aún deberá esperar al próximo martes para que estos oficialicen su fichaje, se dirigió a la concurrencia como si fuese ya el candidato único del partido.

Su puesta en escena ante las máximas poporoilas del liberalismo destilaron triunfalismo hasta por los poros, pues minutos antes ya había dicho que no se le cruza por la cabeza “que alguien se acerque ni a la mitad de los votos que yo puedo alcanzar”. Que cualquiera que no lo conociera pensaría que tiene media guayaba ya en la mano.

Y es que se le nota al designado que es un tipo curtido en el noble arte del dominio escénico, pues se plantó en la sede colorada vistiendo sus colores y acompañado de Iroshka y un puñado de sus incondicionales, y aprovechando astutamente las circunstancias para pedir disculpas a sus ahora correligionarios por sus exhabruptos del pasado, reconociendo haber metido la pata hasta el fondo y pidiéndoles “disculpas a todos los que en algún momento yo ofendí”.

Entre esos ofendidos estaba, claro que sí, el mismísimo Yani Banjamín, macho alfa de los colorados, a quien Nasralla supo ganarse de un solo plumazo y sin tanta paja tocándole la vena más sensible: “Tengo guardadas las cartas de nación de don Jaime Rosenthal, a quien yo admiré muchísimo”, le dijo, previa oleada de aplausos de los presentes.

Ya con medio Central Ejecutivo en la bolsa, el señor de la tele prosiguió con su discurso altanero, presumiendo ante todos que cuenta él con un “buen equipo para sumar al glorioso Partido Liberal”, en concordancia con lo dicho a los medios nada más llegar: “se nos va a unir mucha más gente, porque también vendrán de los otros partidos”.

Su presentación, que fue el penúltimo escollo para su eventual juramentación el martes (a la que no asistirá por tener cita con el médico), sin duda contrastó con la de Jorge Cálix, que horas antes había llegado a lo mismo, aunque con un tono más prudente y sosegado, lo que podría servir como indicativo de cómo podría fluir el agua colorada en las internas.

En fin, que lo mejor que hizo Nasralla en su declaración de intenciones ante el liberalismo fue haberse parecido lo más que pudo a sí mismo, pues pese a sus contradicciones sigue siendo él un personaje con enganche y arrastre, que es precisamente de lo que carece su nuevo partido.

Dicho esto, que le vaya bien en las internas, en donde de todos modos se las verá con Cálix, a quien ni siquiera parece conceder posibilidades, pues se ve a sí mismo como favorito indiscutible de la contienda, ya que muy convencido dice estar de que ganará las elecciones para “salvar a Honduras”, porque, según él, no hay duda de que “fui liberal, soy liberal y moriré siendo liberal”.

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