NASRALLA, COLORADO DE “CORA”

Se coció el arroz y Nasralla finalmente fue juramentado como colorado en un bullicioso acto celebrado en la sede del partido en la capirucha, que lució hasta la pata de activistas que Quintín Soriano llevó hasta ahí para acuerpar y alentar a quien será su cabecilla en las votaciones con las que el exdesignado espera agarrar por fin la guayaba.

“Prometo ser fiel y cumplir con los principios del liberalismo”, comenzó diciendo el juramentado personaje con la acreditación en la mano, a una concurrencia que, entre cada frase de suya y cada rola alusiva que ponían a sonar en los parlantes, vitoreó todas y cada una de sus promesas, que fueron bastantes, aunque apenas sea un precandidato.

El discurso del showman, que duró más o menos 20 minutazos pese a que con un “gracias” hubiese bastado, dejó sin embargo cuantas “joyitas” que sin duda ratifican a Nasralla ya no tanto como precandidato, sino más bien como personaje, pues en su intervención hasta se dio tiempo de prometer lo que hará, según él, cuando esté ya mamando la teta.

Y es que, fiel a su estilo, derrochó el hombre triunfalismo hasta por los poros, de tal modo que, si finalmente no le ajusta para pasar el filtro de las internas, no será por pachorrudo ni por dejado, pues en ese afán suyo de empatizar con su nueva militancia hasta insistió en que se siente él un “liberal de pensamiento, un liberal por convicción”.

“La bandera rojo blanco rojo es la que dirigirá los destinos de Honduras a partir de enero del 2026”, se atrevió decir ante un par de centenares de borregos a los que llamó “mi familia” y a los que prometió que trabajaría “día y noche” para “engrandecer” al que considera “el padre de los partidos políticos de Honduras”.

Una puesta en escena que no pasó inadvertida y en la que a veces hasta pecó Nasralla de “sapo”, pues hasta llegó a decir que considera al partido colorado la “cuna de hombres y mujeres que han luchado y siguen luchando para preservar las libertades”.

“Mis metas son para todo el pueblo hondureño: trabajo, seguridad, salud y educación”, agregó después, como sintiéndose ya en su imaginaria toma de posesión y no en su simple y llana juramentación, pues a eso añadió su promesa de luchar “a favor de los principios liberales, la libertad de empresa, la libertad de expresión, la seguridad jurídica y la seguridad alimentaria para que nadie siga pasando hambre en Honduras”.

Genio y figura, que para rematar la tardeada reiteró su “compromiso con el municipalismo”, sabedor de que ahí radica la mayor fuerza del partido y consciente de que son el alcalde Quintín y su “amigo” el Pollo Contreras, a quien saludó a la distancia, sus principales bazas electorales por tratarse de personajes, como él, con bastante fuerza en sus respectivos reductos

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