MONCADA SE GANA ENEMIGOS
Si algo ha quedado claro en este país es que cuando Mario Moncada abre la boca, más de uno se agarra la cabeza. Esta vez, el flamante comisionado de Condepor quiso pasarse de listo y terminó quedando como el malo del cuento. En su más reciente show, arremetió sin filtro contra Emilio Izaguirre, acusándolo de solo pensar en el dinero y la publicidad. ¿El pecado de Emilio? No haberle hecho el favorcito de poner una valla del gobierno en la zona de remodelación del Estadio Nacional. ¡Ah, pero cómo brincó Moncada cuando no le salieron las cosas como quería!
El problema no es que Moncada opine, sino que cada vez que lo hace, se le olvida que está para trabajar por el deporte, no para andar jugando a la politiquería con el fútbol. Quiso desacreditar a Motagua diciendo que solo buscan beneficio propio, cuando en realidad su berrinche es porque no le dieron el espacio para su propaganda. Y lo peor de todo es que, en vez de aceptar que se le pasó la mano, sigue queriendo vender su versión de los hechos como si la gente no se diera cuenta del trasfondo.
Los aficionados, que no comen cuento, le dieron hasta con la olla de los frijoles. “No contaminen el fútbol”, “Se cree dueño del estadio” y “Este tonto no sabe nada de fútbol” fueron solo algunos de los mensajes que le llovieron. Y con razón, porque una cosa es administrar y otra es creerse dueño de lo que no es suyo. Si Moncada de verdad quiere hacer algo bueno por el fútbol hondureño, debería empezar por dejar de meter la política donde no cabe y recordar que el deporte es del pueblo, no de los intereses de unos cuantos.
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