MENOS LENGUA, MÁS FE

El papa se tomó varios minutos para recuperar el aliento el sábado, cuando entregó sus saludos navideños anuales a los burócratas del Vaticano y empleados laicos. Una vez más, aprovechó la ocasión para reprender las puñaladas por la espalda y los chismes entre sus colaboradores más cercanos y les instó en cambio a hablar bien los unos de los otros.

“Una comunidad eclesial vive en armonía alegre y fraternal en la medida en que sus miembros caminan en la vida de la humildad, renunciando al mal pensar y hablar mal de los demás”, dijo Francisco. “El chisme es un mal que destruye la vida social, enferma el corazón de las personas y no lleva a nada. La gente lo dice muy bien: el chisme es cero”.

“Tengan cuidado con esto”, añadió.

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