MENJÍVAR VE MANO PELUDA CON LO DE RUDO
Omar Menjívar, el denostado vicealcalde refundidor de San Peter, la tiene bastante clara: o ‘Team Rudo’ o nada. Así de contundente se ha mostrado respecto a la bateada que los cabecillas departamentales de su partido le dieron a Rodolfo Pastor de María, que al parecer se quedará nada más con las ganas de acaparar la guayaba sampedrana, pues ya le dijo el CNE que busque mejor qué hacer, porque su planilla no aplica para inscripción.
Una decisión motivada, además, por el consentimiento expreso del propio POR, movimiento al cual quería representar en las internas tras dejar tirados a los del M28; y es que el propio jefe departamental de esa corriente, Mauricio Ramos, pidió al CNE no pararles bola a las solicitudes del exministro de la Presidencia, ya que piensan mantener en el puesto a un mentado Alexander Antúnez, al que no conoce ni Dios.
Una decisión que, según Menjívar, tiene evidentes “motivaciones políticas”, pues no encuentra él otra razón para que le nieguen la inscripción a su camarada, ya que no existe en esa decisión una explicación lógica y de peso que le dé sustento legal. Decisión que lamenta porque “ha logrado la unidad de diferentes corrientes del partido alrededor suyo”, cosa muy yuca de conseguir en un departamento como Cortés.
“Jamás la sentencia de un tribunal quebrantará la moral de quien tiene la conciencia tranquila ni de quien se ha forjado en la lucha por la dignidad de este pueblo” escribió él en X, donde ha dedicado incontables tuits con los que ha dejado claro su posicionamiento a favor de Rudo, a quien sus propios correligionarios parecen haberle hecho la camina para dejarlo como el perro sin las dos tortas.
Y es que no hay que olvidar el génesis del molote, cuya chispa se encendió cuando Rudo, súbitamente, renunció a representar al canibalismo montado alrededor del M28, de donde salió pitado, huyendo de las pretendidas imposiciones de la zarca Scherly Arriaga y algunos malandros más del partido en Cortés, por lo que de inmediato saltó hasta el bando del POR, donde a fin de cuentas también le cerraron las puertas, en una decisión incomprensible.