MEL, EL ZAMPALIMONES

Al comandante vaquero le llovió bonito por andar de zampalimones en la movida que se armaron los garífunas en los bajos del Congreso, donde asomó las tapas sin que nadie lo haya llamado.

Que a quien querían ver ahí era a su mujer la comandanta, le dijeron, porque fue a ella a quien puyaron en las urnas, y no a él, que aunque es el que lleva los pantalones en Presidencial, la decorativa figura de su cónyuge pesa y mucho.

Aunque con las ganas se tuvieron que quedar, pues la doña jamás atiende lo importante y es siempre su mariachi quien suele llevar la batuta cuando las cosas se ponen peludas y toca ponerse serios.

Aun así, con semejante sonada de tapas, el comandante se hizo el fuerte y aguantó el temple hasta donde pudo, para frustración de los protestantes, que andaban celebrando su 227 aniversario y exigiendo al gobierno refundidor honrar las sentencias legales emitidas a su favor.

Video Cortesía:

 

Share via
Copy link