MARLON SIGUE BATEANDO

Marlon Ochoa sigue sin ser capaz de trazar una línea que establezca una diferencia clara entre sus roles como ministro de Finanzas y como payaso de circo, aunque sus aptitudes se adapten mejor a esto último, pues es de ahí que se agarra para mantenerse vigente ante la opinión pública y sumar puntos ante sus amos, a costa de despotricar contra quien sea y contra lo que sea.

Y en ese rastrero afán suyo de creerse Supermán, se lleva de encuentro a políticos, empresarios y a la mismísima banca, a la que señala sin fundamento por buena parte del cagadal que él mismo y sus benefactores políticos se tienen montado con el manejo de los fondos del Estado.

“Los bancos nacionales se beneficiaron de que la Cuenta Única del Tesoro no recibiera los ingresos de la recaudación: mientras el Estado contraía deuda interna, la banca privada tenía enormes niveles de liquidez financiados con fondo público”, dijo, siguiéndose la cuerda a sí mismo, luego de que el otro día se presentó en el Ministerio Público para denunciar la supuesta malversación de 95 mil millones de pesos que, según él, se hizo años atrás por medio de cuatro fideicomisos.

Fideicomisos que tienen que ver con la Tasa de Seguridad, el IP, Vida Mejor e Invest-H, instituciones o programas a través de los cuales, dijo, se drenó ese billetón, “violentando la Ley del presupuesto general de ingresos y egresos de la República”, pero sin presentar a cambio una sola prueba que embarre ahí a la banca, más allá de su sesgo y resentimiento.

Un sesgo y un resentimiento que, lejos de lograr beneficios para el catracho de a pie, calienta aún más el ambiente que ya de por sí es hostil hacia los inversionistas, que a fin de cuentas y pese a sus defectos son los que dan chamba y generan riqueza en un pueblo que no quiere cháchara política, sino justamente eso: chamba y riqueza.

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