MARLON OCHOA, ¿POLÍTICO O EMPERADOR?

Con séquito de seis guaruras,el consejero del Consejo Nacional Electoral (CNE), Marlon Ochoa, parece haber decidido que dirigir una institución democrática no es suficiente: ahora también necesita un séquito digno de un emperador. Según testigos, Ochoa llega al CNE acompañado de nada menos que seis guardaespaldas, como si el lugar fuese una zona de guerra y no una oficina pública.

Al parecer, nuestro querido consejero está convencido de que su importancia requiere una comitiva de seguridad que ni los propios consejeros entienden de dónde salió.

La presidenta del CNE, Cossette López, no pudo evitar comentar con una mezcla de ironía y preocupación: “No podemos cruzar 10 palabras con él, ni en privado ni con testigos, porque lo tergiversa todo. ¡Te saluda con una cordialidad impresionante y al segundo ya te está llamando sinvergüenza!”. No es de extrañar que la tensión sea palpable dentro del organismo, especialmente cuando Ochoa parece más interesado en desplegar su “equipo de seguridad” que en trabajar en armonía.

López, en un tono ya más de resignación que de sorpresa, explicó que el CNE aún no tiene ni un inventario de los individuos que rodean a Ochoa, un verdadero misterio que ha dejado a todos en el limbo. “Nos han dicho que tiene un perfil de riesgo alto, pero, honestamente, parece que estamos ante una película de acción en lugar de un proceso electoral, afirmó la presidenta.

Para empeorar las cosas, Ochoa no parece estar interesado en mantener la paz. Según López, tras un intento de apaciguar el ambiente con un mensaje de buena voluntad, Ochoa respondió con firmeza: “No estamos aquí para ser mejores amigos ni para estar en paz”. Al parecer, la palabra “paz” no figura en el diccionario del consejero, y menos si eso implica renunciar a su protagonismo de “activista en jefe” dentro de la institución.

Así que, mientras el CNE intenta retomar la calma y el trabajo, queda la pregunta en el aire: ¿Es Ochoa un consejero electoral o un aspirante a monarca? Lo que está claro es que, con él en la sala, la paz está en cuarentena.

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