MAL PAGA EL DIABLO…
No por gusto dicen que mal paga el Diablo a quien bien le sirve, pues al Pollo Contreras le acaba de salir malpagador Redondo, al que en su día defendió públicamente cuando arrastraba éste la sombra de la ilegalidad en el Congreso, y quien ahora, tres Doritos después, pidió al alcalde ahuecar el ala de la muni sampedrana, por malcriado y por pando.
Lejos quedan ya las fotitos juntos, estrechándose la mano con sentida complicidad, pues desde entonces sus caminos tomaron rumbos diametralmente opuestos, con un Redondo que acabó convirtiéndose en el conserje de LIBRE en el Legislativo y un Pollo inmerso en plena guerra civil contra sus exaliados refundidores en la comuna de San Peter.
Y lo peor de todo es que no puede alegar el edil sampedrano desconocer a su ahora detractor, porque sobradas muestras habían dado ya el hombre de su turbio proceder desde tiempos inmemoriales, cuando los dos aún pastaban en la llanura y el enemigo en común vestía de azul.
Un enemigo al que, con el paso de los días, el Pollo fue identificando más bien con los colores rojo y negro, vestidos por quienes vieron rápidamente en el edil a su más grande pesadilla a nivel local, pues poco tardó el plumífero en dársele vuelta a la alianza que ambas facciones conformaron para cederle a él la guayaba, como acabó sucediendo.
Y es por eso que, pese a la puñalada trapera recibida por parte del conserje de LIBRE, poco puede alegar el virulento Pollo en ese aspecto, pues si de malos pagadores se trata, él no es el más indicado para juzgar, y eso conlleva a un escenario de empate técnico, porque tampoco es Redondo una perita en dulce; y si no, que se lo pregunten a Nasralla, amiguísimo de Contreras.
En fin, que justifica Redondo su petición de salida del Pollo en el soez lenguaje que éste emplea cada vez que se le sube el azúcar, y que es impropio del edil de una ciudad como San Peter; sumado al hecho de que anda últimamente el alcalde en alitas de cucaracha, con la Fiscalía respirándole en el cogote por las movidas turbias que dizque ha hecho con algunos miembros de su familia política en la muni sampedrana.
Aunque tampoco es que está el hombre en condiciones de juzgar asuntos de esa calaña, porque desde su palestra y desde que la refundación le encomendó la conserjería del hemiciclo, no ha hecho más que hilar una trastada tras otra, sin haber tenido jamás la decencia de dar una justificación que esté a la altura del cargo que representa.