LUIS LLAMA MENTIROSO A SEGURA

No pudo aguantar Luis Zelaya las ganas de volver a llamar la atención, tanto que hasta se tomó el costo de escribir un texto que tituló “Carta abierta al liberalismo”, que no es otra cosa que una dedicatoria con nombre y apellido para Mario Segura, al que pidió que “deje de mentir” para intentar joderlo.

Según Luis, que una vez más se auto presentó como la víctima del cuento, es el jefe de la bancada colorada en el Congreso un tipo malintencionado y que actúa siempre de mala fe, pues lo acusa de realizar falsas declaraciones en su contra con el objetivo de “dividir al liberalismo”.

Declaraciones que Luis, por supuesto, las negó casi con el mismo ímpetu con que negó a su propia mamá; así que la credibilidad que hay que darle debería ser solo la justa y necesaria, pues ya se sabe cómo se las gasta.

Asegura Zelaya que la vez que el Central Ejecutivo presentó ante el TSC una denuncia sobre el mal manejo del billete que él habría hecho cuando comandó el partido, fue el propio Mario quien se encargó de esparcir el veneno en los medios de comunicación con el afán de desprestigiarlo, pues jura él que no existe evidencia que lo embarre.

“Jamás he recibido un centavo del gobierno ni de forma directa ni interpuesta”, aseguró en la carta, donde también se autodefine como un “profesional que se gana la vida desde la iniciativa privada”, por lo que resulta aún más extraño que se la pase de visita en visita a Casa Presidencial, lo que ha dado pie a los rumores que lo ven como una especie de caballo de Troya del comandante Mel.

Dice además Luis que la jodedera de Segura contra él se ha incrementado desde que empezó a exigirle “el cumplimiento de los estatutos del partido”, con relación a su predisposición para inscribir a Nasralla y Cálix en el partido; algo que suena más bien como a un berrinche de niño envidioso.

Por todo eso y por más es que exige Luis a Mario que lo deje tranquilo, pues con sus “principios y valores” le basta y le sobra para andar tranquilo por la vida, ya que las mentiras que éste dice de él no son más que “el recurso del ignorante” para hacerlo ver como el malo. Pobrecito.

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