LISTA ENGEL DESNUDA FRAGILIDAD JUDICIAL: CNA
Gabriela Castellanos, directora del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), no perdió tiempo en desmenuzar la última entrega de la famosa Lista Engel, cortesía del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Con el dramatismo de un capítulo de telenovela, Castellanos apuntó que la inclusión de dos figuras vinculadas al sistema judicial hondureño no es más que una confesión internacional: el sistema de justicia del país está más frágil que una silla de plástico en fiesta de barrio.
En su cuenta en la red social X, Castellanos escribió sobre el informe que delata a 27 centroamericanos como actores corruptos y antidemocráticos. Entre los ilustres mencionados por Estados Unidos figuran la magistrada Sonia Marlina Dubón, el exministro Ebal Díaz y Lourdes Blanco, esposa del actual secretario de Gobernación, Tomás Vaquero. Un reparto digno de una película de suspenso político…
“Dos de estas joyas están vinculadas al sistema de justicia, lo que demuestra su fragilidad”, señaló Castellanos. Será un “sistema funcional” si los guardianes de la ley figuran en la misma lista que los violadores de la democracia. Buen trancazo les dieron los gringos a los refundadores, que se dan con la piedra en los dientes porque antes esa lista era una oración sagrada ahora no llega ni a pasquín dicen.
Sobre Ebal Díaz, Castellanos recordó que el CNA investigó y denunció un jugoso desvío de recursos bajo su gestión como ministro de la Presidencia de Juan Orlando Hernández. Es decir, Estados Unidos solo confirmó lo que aquí ya sabíamos, sobre aquel que muchos bautizaron como -el mal Diaz- por manejar el erario público como si fuera una alcancía personal.
Mientras tanto, el pueblo hondureño sigue observando cómo la Lista Engel se transforma en una especie de reality show, donde los participantes no buscan el amor, sino el título de “Corrupto del Año”. Y aunque Castellanos lanza sus dardos con elegancia, el mensaje queda claro: el sistema de justicia está al borde del colapso, y no por falta de leyes, sino por un exceso de quienes las doblan a su conveniencia.