LIBRE MANEJA POLÍTICA EXTERIOR HONDUREÑA CON EEUU COMO PELEA DE BARRIO

La socióloga Julieta Castellanos ha sacado el bisturí analítico para diseccionar el manual de política exterior del gobierno de Honduras, un documento que parece titulado “Cómo perder amigos y alienar potencias mundiales”. En su intervención, Castellanos señaló que, desde las elecciones en Estados Unidos, la administración hondureña parece haber descubierto un nuevo hobby: la confrontación sin estrategia.

Embajadora Dogu: el saco de boxeo favorito

Según Castellanos, cada vez que Laura Dogu, la embajadora de Estados Unidos, decía algo, el gobierno respondía como si estuviera en un ring de lucha libre. “No importaba el tema, siempre había una respuesta hostil, como si creyeran que la política exterior se resuelve a gritos.

Entre los puntos más memorables, Castellanos recordó cómo la presidenta Xiomara Castro decidió darle la espalda a la Cumbre de las Américas, dejando que sus hijos y el canciller representaran al país. “Un movimiento audaz. Si fuera un torneo de dominó familiar, seguramente habrían ganado, pero en diplomacia… bueno, no tanto,” comentó Castellanos con ironía.

Con sarcasmo, Castellanos cuestionó las aspiraciones del gobierno de colocarse en las “grandes ligas” de las confrontaciones internacionales. “Honduras parece pensar que puede desafiar a las potencias mundiales con discursos ideológicos y hashtags, pero a la hora de la verdad, ni los camarones del Golfo de Fonseca están comprando los chinos,” dijo.

Republicanos al acecho: El karma político llega en avión. Ahora que los republicanos están al mando en Estados Unidos, Castellanos advirtió que las cosas no pintan bien para Honduras. “Parece que pasaron tres años calentando el agua para el té, y ahora Trump y sus senadores tienen la tetera lista para servirla caliente,” comentó con sorna.

¿funcionarios o gladiadores? Otra de sus críticas fue hacia el equipo de gobierno. Lo que tienen no son operadores políticos, sino gladiadores. Su misión es atacar y descalificar, pero lamentablemente no se puede gobernar a punta de espadas verbales, afirmó.

Castellanos no dejó pasar la oportunidad de señalar los puntos flacos del país: el riesgo económico más alto de la región y una dependencia excesiva de las remesas. Es como estar en un edificio en llamas y decidir discutir sobre el color de las cortinas en lugar de buscar una salida, ironizó.

Entre confrontaciones ideológicas, funcionarios que prefieren los micrófonos a las soluciones, y un país que camina por la cuerda floja económica, parece que la diplomacia hondureña necesita menos discursos y más acción. O al menos alguien que sepa pedir disculpas con elegancia.

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