LAS INCOHERENCIAS DE RAMONA
Muy solemne y quisquillosa se puso Rixi Ramona, cuando a la salida de la tradicional ceremonia litúrgica de las Fuerzas Armadas en honor a la Virgen de Suyapa, pretendió evadir a los medios que daban cobertura al acto, pidiéndoles que no le preguntaran nada que no tuviese que ver con la Virgen, olvidando que responder preguntas e informar así al pueblo es parte de su responsabilidad, ya sea como ministra o como precandidata.
“Solo puedo pedir a los medios que respetemos el acto litúrgico”, respondió, cuando un respeto verdadero hubiese sido acudir ahí como ministra, pero no como ministra y precandidata a la vez. De tal modo que, si quiere seguir jugando a dos bandas, tendrá que apechugar con ambas, pues está ahí por voluntad propia y por descaro, no por otra cosa.
Quizás por eso, por esa actitud altiva y prepotente, es que nunca alzó vuelo ni conectó con su electorado, o con gran parte de él, pues lo que sí votarán por ella lo harán más por inercia, o por cuidar su chambita, pero difícilmente por convicción, ya que demuestra ella en cada acción estar muy lejos de un pueblo al que pretende gobernar y con el que dice empatizar.
Pero son esos asuntos casi inalcanzables para ella, peor aun cuando ni siquiera se atreve a confrontar en debate público a sus contendientes políticos, pues al ser preguntada sobre si asistirá o no al debate propuesto por el Cohep, respondió con más evasivas, confirmando así que no asistirá, ya sea por temor, por incapacidad o porque no le conviene, sabiendo la encerrona en la que podría acabar.
Pero como una cosa lleva a la otra, al final las decisiones siempre se pagan, y de maneras muy diferentes, como el poco arrastre que sigue teniendo con la gente, evidenciado el finde en Santa Bárbara, donde pese a movilizar a todo el activismo refundacional del occidente del país, no pudo siquiera fulear el recinto elegido para dar inicio a su periodo de propaganda electoral. “Eso no se mide por una participación en un evento determinado”, dijo, reconociendo implícitamente el fiasco.