LA “RIXINETA” NO ESCATIMÓ EN GASTOS
La Rixineta no escatimó en gastos para movilizarse hasta Santa Bárbara, donde llegó a exhibir músculo, fuleando con puros activistas el recinto elegido para el arranque oficial del periodo de propaganda electoral, que durará 50 días de aquí a las internas.
Ahí, flanqueada por el canciller Reina y Luis Redondo, reconvertidos en dos activistas de poca monta, la ministra Rixi Ramona enarboló la bandera de la refundición ante varios miles de simpatizantes que llegaron a bordo de la flota de carros estatales.
Además, en paralelo se mandó un par de videítos que posteó en sus redes sociales, que denotan una calidad audiovisual excepcional y tan bien lograda que sin embargo se vieron eclipsados por la tremenda mansión donde se grabaron.
Mansión desde donde da ella da sus lecciones de moralidad a todo un pueblo que apenas ajusta para llegar a fin de mes, escenario que contrasta con su discurso pseudo austero y de resentimiento y furia contra lo que ella llama “élite acumuladora de riqueza”, misma que uno se imagina viviendo en casas como la suya.
En uno de esos videos se jactó, además, de hablarle a la gente “con franqueza”, aunque sin predicar con el ejemplo, porque pese a que sus propuestas, según ella, siempre las hace pensando en un cambio “revolucionario, estructural y profundo”, no se le ve atisbo de autocrítica por ningún lado.
Porque lo cierto es que es el suyo un discurso impositivo y autoritario, sustentado únicamente con la soberbia que otorga tener el poder, un discurso que no tiene reparos para demonizar a un “bipartidismo capitalista” al que culpa de todo lo malo habido y por haber.
Un discurso, no obstante, que le podría resultar contraproducente, pues no hay que ser muy listo para imaginar que, al escucharla hablar, la oposición se le pondrá más arisca que nunca, entendiendo que lo que ella quiere es levantar un muro entre el populacho y la clase política de la cual ella es parte, aunque lo niegue.