LA REFUNDACIÓN QUEDA EN FAMILIA
Volvió al ruedo el CNA, que una vez más se la dejó ir al pecho al gobierno de la refundición, presentando ante la opinión pública una propuesta llamada “Ley contra el nepotismo”, que busca ir más allá y dejarse de tanta queja por esta práctica enraizada y pasar mas bien a la acción, pues según ellos, tres privilegiadas familias del entramado refundacional acaparan buena parte de las chambas, los fondos y la influencia en la administración pública.
La propuesta va enmarcada en el informe “Redes estratégicas de concentración de poder”, que muestra los vínculos forjados entre parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad, facilitados por las autoridades refundidoras que dan la investidura de funcionario a cualquier pelagatos y luego lo justifican con la paja de ser su “personal de confianza”.
Según el CNA, con su jefa Gabriela Castellanos nuevamente denunciando las mandracadas en plan estelar, en apenas un añito la cifra de parientes enchufados en el organigrama estatal pasó de 55 a 115 en 47 instituciones; lo que supone un aumento del 109.9 % con relación al año pasado, que ya era un cachimbazo. “Millonarios recursos del Estado se destinan a mantener las redes estratégicas de concentración de poder”, dijo.
Solo del familión Zelaya-Castro son 12 las crías con cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad que están bien enchufadas, llegando incluso a participar casi todos ellos en eventos de altos quilates, como la 28ª conferencia sobre cambio climático celebrada a finales del año pasado en Dubái, a donde viajaron seis parientes cercanos de la parejita presidencial.
Y es que solo en el pago mensual a 69 parásitos del gobierno refundidor de Xiomara Castro se van más de seis millones de pesos; billete con el que tranquilamente se podría contratar a 502 catrachos volándose un salario mínimo de 13 mil y pico de pesos al mes. Haga usted la cuenta y compruébelo.
Y el asunto se concentra en las embajadas y consulados catrachos en el exterior, donde han enchufado a nueve paracaidistas relacionados por consanguinidad o afinidad con otros funcionarios refundidores en suelo patrio, una práctica tristemente heredada de administraciones pasadas sin que ningún gobierno ofrezca siquiera una propuesta para medio disimularlo.